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diarios de mi pasado.

1. Comenzar en España

Llegar de Taiwán, hacer todos los trámites para abrir un negocio era algo que odiaba, pero no me quedaba otro remedio. El dinero que había traído estaba en cheques de viaje y firmados con mi nombre en chino. En Taiwán solo se admitían firmas legibles y la cuenta que tenía allí estaba abierta con mi nombre chino Lin Peifen. Así fue, como a partir de entonces empecé a firmar en chino aunque viviera en España. En España no importaba cuantos garabatos hicieras para firmar, así que de esta manera mi firma valdría para los dos países tony llegó en diciembre, la tienda ya estaba lista para vender en Navidad, justo a tiempo. El momento en el que más ventas había y nuestros artículos eran nuevos y poco vistos, la apertura fue un éxito. Yo aún estaba con mi madre pero Tony no podía vivir allí. La relación de él con mi familia no era de lo mejor así que nos dispusimos a buscar un piso de alquiler.

Justo enfrente de la tienda había un restaurante chino, a Tony le gustaba ir y quedar para echar partidas de majiang con el dueño. Y allí conoció a dos estudiantes chinos, chinos del continente, no de Taiwán. De Taiwán no había nadie en nuestra ciudad, excepto Tony, el resto de lo chinos provenían todos del continente o de la china comunista como decían algunos.

-hoy vamos a comer en el restaurante chino de enfrente me dijo Tony

-¿por qué?

-He conocido a dos chicos estudiantes que buscan un piso, acaban de llegar y les he dicho que podíamos compartir piso con ellos, te los presentaré

Dos chicos chinos, compartir piso con dos chicos y Tony

No me pareció muy adecuado, sobre todo por Yutan. De hecho la noticia me calló como un jarro de agua fría. Pero no dije nada, casi nunca decía nada hasta no estar segura y no solía estar segura hasta que las cosas ya habían pasado.

En el restaurante chino nos esperaban David, de 23 años, delgado y alto, con la cara llena de acné y pablo de 18 años, algo mas bajo que David, aunque no era bajo pero al lado de David si lo parecía

Pablo me gustó nada mas verle, en su mirada adiviné que yo tampoco le desagradaba. Tony decidió que nos dividiéramos. Uno de ellos con uno de nosotros. Iríamos a visitar pisos hasta que encontramos uno que nos gustara. Yo elegí ir con Pablo. Tony y David irían juntos.

Pablo era poco hablador y complaciente, fuimos juntos a ver uno de los pisos, a ninguno de los dos nos gustó. A mi me gustaba ir con él me atraía, era un chico muy agradable.

Al cabo de una semana encontramos un piso amueblado, mas adecuado a nuestros necesidades. Un piso de dos habitaciones que Tony, que llevaba la voz cantante en todo , se encargó de repartir.

La habitación del fondo, la mas grande sería para los dos chicos estudiantes. La pequeña la compartiríamos Yutan y yo. Él se quedaría el salón. También la cantidad a pagar se repartió,  como éramos cinco y en total el alquiler 50 mil pesetas, entonces los alquileres eran altísimos, pues cada uno aportaría 10 mil pesetas. Hasta incluyó a nuestro  hijo en el reparto. Y esto siginificaba que yo pagaría 20 mil pesetas. Curioso siendo también su hijo que me asignara a mi el pago de su parte.

Vivíamos del negocio y los gastos al final tenían que salir todos de él.

Mi vida seguía ligada a los chinos. Había dejado Taiwán, había vuelto, pero me había metido a vivir en mi propio país en un piso con chinos.

Tony también repartió las tareas del hogar, turnos  para fregar y limpiar en los que nunca le tocaba a él que para eso era el mayor y al que por lo visto había que respetar.

Mi relación con Tony iba a peor, su forma autoritaria de querer educar a Yutan chocaba conmigo. Yo le había tramitado el permiso de residencia familiar, al estar casado conmigo se lo darían por cinco años y al año podría pedir la nacionalidad española. Acepté esperar a que la consiguiera para después pedir el divorcio y él no se cortaba en hablarlo con los dos estudiantes chinos.

Me resultaba incómodo compartir el piso con ellos, por la noche yo me iba a dormir temprano con Yutan.

Y desde la habitación, acostada en la cama les oía hablar, casi siempre Tony dando sus discursos, sus lecciones de vida. Cuando le escuchaba pensaba en como podía soportar a un hombre así. Deseaba que el tiempo pasara rápido, que le dieran los papeles y que se marchara. Tony también les decía a ellos que no me quería, que tenía una novia en Taipei, y que en cuanto tuviera la nacionalidad nos divorciaríamos. Aunque tampoco era necesario que diera muchas explicaciones porque la falta de amor se veía claramente.

En cuanto al negocio, también teníamos discrepancias, yo subía los precios y el los bajaba. Para él lo importante era vender mucho, sin importarle que el margen de beneficio fuera pequeño, yo me quejaba que entonces no nos daría para los gastos, pero él se empeñaba en que si vendíamos mucho si nos alcanzaría. No podía discutir con él, siempre tenía razón así que me daba todo igual.

-tu no sabe, me decía. Le encantaba hablarme en español, y se quejaba de que los clientes no le entendieran por no saber conjugar los verbos.

Decía que los españoles que no le entendían eran tontos y se preguntaba porque si yo le entendía ellos no. No se daba cuenta que yo ya me  había acostumbrado a su forma de hablar y que al saber chino podía comprender donde fallaba. También decía que el eliminaría todas las conjugaciones verbales del idioma español, las cuales no eran mas que un estorbo y solo servían para complicar la comunicación.

Por fin en el mes de marzo le concedieron el permiso de residencia. El tenía una novia en Taipei, ella estaba celosa de que Tony estuviera en España y su mayor temor era que Tony volviera conmigo y la dejara. Tony me enseñó una foto de ella.

-¿a qué es guapa? Me dijo.

Yo miré la foto, luego le miré a él, y me pregunté, ¿si le digo que es fea servirá de algo? -No, me contesté a mi misma así, que le dije, -es preciosa, tienes muy buen gusto.

-Podrías escribirle una carta, diciéndoselo, podrías decirle que crees que es muy bonita y de paso también que esté tranquila que tú y yo ya no estamos juntos.

-¿eso quieres que haga? ¿Tú crees que a ella le gustará que yo le escriba una carta así?

-Si, pero no le digas que yo te pedí que la escribieras. Escríbesela diciendo que fue idea tuya, que te enseñé su foto y que quisiste escribirle.

-Bueno, como quieras. Escríbela tú y yo la copio con mi letra, o ayúdame a escribirla.

Le escribí la carta, me daba igual todo, era su vida y nosotros llevábamos años sin tener relaciones conyugales. Lo que no me daba igual eran las facturas de teléfono que teníamos debido a sus conversaciones con ella. 60 mil pesetas al mes.

Cuando por fin le concedieron el permiso de residencia, se fue en cuanto hubo billete. Antes de irse me dijo que yo debería buscarme un novio y aprovechar ahora que todavía era joven.

-Si lo haré, le dije.

A ellos les dijo que por favor cuidaran de Yutan y de mi. Todo un detalle por su parte.

Sin él, todo cambió. Podíamos hacer lo que nos daba la gana y no teníamos que aguantar su palabrería inútil.

 

1 comentario

jordi -

Que alegría poder seguir leyendote!!!

besitos