La decisión estaba tomada
-¿qué vas a hacer? Me preguntó el médico.
-no lo sé, no puedo tenerlo.
-bueno piénsalo, si quieres interrumpir el embarazo te doy una cita para que vayas a la clínica, pero deberás decidirte cuanto antes. Si esperas será peor.
-Mejor dame la cita ya, entonces.
-¿estás segura? Me preguntó.
-si, claro.
Yo sola había decidido acabar con el problema, me convencí a mi misma de que el bebe no nacería sano. La primera vez que había ido a la consulta me habían extraído el D.I.U. según el médico lo normal era dejarlo dentro hasta que naciera el bebe si se quería llevar el parto a termino ya que el mismo saldría por si solo el día de dar a luz al bebe.
Si se sacaba el DIU se corría el riesgo de que al manipular se dañara al feto aunque en aquel entonces todavía no había mucha experiencia en casos. Para que mi conciencia quedara tranquila no podía más que decirme a mi misma que el niño no nacería bien y lo mejor era abortar y eso fue lo que le dije a Pablo.
-Bueno como tú quieras, me dijo él.
Aún así en mi mente seguía buscando motivos para acallar las voces internas que me decían que estaba matando una vida.
-si lo tuviera ¿de que íbamos a vivir? Apenas podía mantener a Yutan.
Además ¿qué le iba a decir a Tony cuando volviera?
¿y si Tony aprovechaba para quitarme a Yutan escudándose en que yo ya iba a tener otro?
Pablo tenía que estudiar, llevábamos muy poco tiempo juntos y al principio diría que lo cuidaría pero seguro que al final yo sola tendría que sacar adelante al bebe. La vida se convertiría en insoportable con una responsabilidad tan grande de sacarle adelante.
Cada vez estaba más convencida que había tomado la decisión correcta. La semana siguiente acudí a la consulta muy segura de la decisión tomada. Apenas duró 10 minutos después me vestí y me fui a trabajar a la tienda.
Me sentí liberada como si me hubiera quitado un problema enorme de encima a pesar de que mi conciencia me seguía reprochando haber hecho algo en contra de mis propios principios. Me di cuenta de cómo los principios cambian según nuestras necesidades y lo que antaño para mi era intolerable, -(seguramente por la educación que me habían dado las monjas)-, se convirtió en comprensión hacia aquellos que no habían encontrado otra salida que hacer lo mismo que yo había hecho. ¿Cómo algo intolerable se puede convertir en algo razonable? Aprendí que las personas somos capaces de justificar nuestros actos a cambio de obtener tranquilidad y conciliación con uno mismo.
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Marta -