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diarios de mi pasado.

En una nube

Pablo y yo nos buscábamos constantemente. No podíamos estar el uno sin el otro. No nos planteábamos una relación, ni ningún futuro juntos, simplemente disfrutábamos de lo que teníamos, de poder estar juntos. No nos preguntábamos sobre el futuro, el presente era lo que teníamos y aprovechábamos cada momento que podíamos para besarnos, para abrazarnos.

Tratábamos  llevarlo de la forma mas discreta posible, no queríamos que nadie lo supiera y eso tanbién le daba emoción. Intentar disimular nuestros sentimientos ante los demás. Si, intentar. Porque a pesar de creer que nadie se daba cuenta mi madre me soltó un día derepente.

-¿crees que no se nota nada?  Solo hay que ver la manera que os miráis. Los dos tortolitos todo el día juntos en la tienda con esa sonrisa tonta.

Me quedé sin saber que decirle, ¿Cómo podía haberse dado cuenta con lo bien que disimulábamos? Aunque parece ser que no lo escondíamos tan bien como creíamos.

Recuerdo una vez que después de abrir la tienda y como era temprano y no había clientes, nos metimos en el baño. Allí nuestras bocas se buscaron desesperadamente, nuestras manos recorrieron nuestros cuerpos que terminaron fundiéndose en uno. Y en medio de esa excitación llegó mi madre.

-¿dónde estás? Entró diciendo.

-¡Mierda!, susurré.

En el baño. ¡salgo ahora!, le contesté mientras nos apartábamos y recomponíamos nuestras ropas.

-shhh le indiqué que estuviera silencioso y no saliera.

-¿y si quiere usar el baño?, dijo él.

-espero que no, le respondí yo mientras le daba el último beso para salir a enfrentarme a mi madre.

Mi madre me dijo que pasaba por allí de casualidad y que había entrado a saludarme, por suerte no tenía ganas de usar el baño y después de charlar un rato se fue.

En otra ocasión nos entró tal pereza de ir a abrir la tienda que nos quedamos en casa toda la mañana haciendo el amor. Se estaba tan a gusto que el resto del mundo desaparecía y nos daba igual. Sonó el timbre de abajo, ¿quién será? ¿y si no contestamos? Pero fuera quien fuera insistía una y otra vez. Terminé levantándome de su lado para ver quien era. Desde abajo mi madre me preguntaba.

- ¿cómo no has abierto la tienda?

-Estoy mala mama, me duele mucho la barriga. Le dije lo primero que se me ocurrió.

-¿no me dejas subir? Preguntó.

-quiero volverme a acostar, no tengo ganas de hablar ni de nada, de verdad me siento mal y no tengo ganas de ver a nadie.

-¿Pero que te pasa?

-Nada a debido ser que me he comido una tortilla con muchos huevos y me ha sentado mal, se me pasará.

-No sé si mi madre se lo creyó pero terminó machándose.

Un día sentí mis pechos mas hinchados de lo normal. Me encontraba rara. Tenía un retraso de cuatro días en la regla y yo solía ser muy puntual. Sino fuera porque tenía puesto un DIU, pensaría que estaba embarazada.

1 comentario

Malamala -

Jope... ya me has dejado intrigada... :D